La agonía de Messi



Argentina vivió la resurrección de Macri, que ha sido el gran benefactor de Messi, del equipo nacional. El único que creía en la Casa Rosada, mientras que tenía que campear y soportar la huelga de los sindicatos.
Macri es Messi. Comprende mejor que nadie el sufrimiento extremo del mejor jugador del mundo, que padece el síndrome agónico de aquel pobre que experimenta el sufrimiento insoportable de un ser vivo, antes de la propia muerte futbolística. No me parece justo que en Messi se derive toda su gloria de un país. Messi sufre. Se descompone, abrumado por la responsabilidad, como si tuviera que soportar el peso de una nación.Mientras más presión tenga que soportar, peor será la deriva de Argentina y de Messi. Sólo había verle jugar como alma en pena en los minutos de la angustia, hasta que Rojo logró lo que parecía una irremediable hecatombe. Fue la odisea de un jugador como Rojo, que no estaba previsto entre la realeza argentina. Su gol fue como el la cabalgadura de un caballo por la pequeña pampa de San Petersburgo.
En cualquier caso, el triunfo argentino no es tan grande como se supone. ¿Quién tiene enfrente el siguiente partido? Francia será la gran prueba de un equipo que se clasificó para el Mundial gracias a los ataques de talento de Messi. Un equipo que no pudo con Islandia y que apenas ha superado a Nigeria, una selección de portento físico, pero mediocre, chata en jugadores de exposición mundial.
El argentino, como el español, es excesivamente pasional. Siempre parece acordarse de aquella película en que los prisioneros jugaban con los nazis. Es la misma hipoteca de 'evasión o victoria' de la mano de John Houston. Es excesivamente melodramática esta victoria . Aunque Messi jugaba el que podría haber sido su último partido en el Mundial.




















 

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